La esperanza de vida podría aumentar, por ejemplo, hasta un 2% en países como Bolivia y Honduras, y hasta un 1% en países como México y Guatemala.
Hábitat para la Humanidad lanzó en mayo una campaña de cinco años, llamada “Hogar es...” (en inglés, “Home Equals”), la cual busca cambiar políticas locales, nacionales y mundiales para que, quienes residen en asentamientos informales, mejoren su acceso a una vivienda adecuada.
Según datos de las Naciones Unidas, más de mil millones de personas en el mundo residen en barrios marginales y otros asentamientos informales. Estos representan a más del 50% de los 1,8 mil millones de personas que carecen de una vivienda adecuada a nivel mundial. Si volcamos la mirada a nivel regional, este organismo calcula que más de 95 millones de personas viven en asentamientos informales en Latinoamérica y el Caribe; mientras que otras organizaciones, como el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), elevan la cifra a más de 120 millones de personas.
Las viviendas de estas familias se caracterizan por no contar con acceso a agua, ni a la electricidad o saneamiento; están sobre terrenos vulnerables, en su mayoría son casas con pisos de tierra, las familias no cuentan con los derechos a la propiedad en donde está su vivienda y generalmente están construidas a base de materiales de mala calidad. Como resultado, estos hogares son los más afectados ante los efectos del cambio climático.
“Quienes residen en asentamientos informales están jugando un papel increíblemente importante al encontrar soluciones de vivienda para sí mismos”, asegura Ernesto Castro, vicepresidente de área de Hábitat para la Humanidad en Latinoamérica y el Caribe. “Nuestra experiencia nos confirma que, con políticas y sistemas correctos podemos eliminar barreras, acelerar esfuerzos y abrir la puerta de un futuro mejor para muchas más personas que merecen la oportunidad de vivir en un hogar seguro”.
Según el informe publicado en apoyo de la campaña “Hogar es...”, las ganancias en desarrollo económico y humano relacionadas con mejoramiento de vivienda a gran escala en asentamientos informales serían sustanciales. El primer informe de su tipo de Hábitat para la Humanidad y su aliado de investigación, el Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo (IIED), modeló los beneficios que se obtendrían —en términos de crecimiento económico, ingresos, salud y educación— de ese mejoramiento de vivienda.
El informe encontró que el PIB y el ingreso per cápita aumentarían hasta un 10,5% en algunos países y que se podrían salvar unas 730.000 vidas más por año en todo el mundo; es decir, más que el número de muertes que se prevendrían anualmente mediante la erradicación de la malaria. Según el modelo, hasta 41,6 millones de niños(as) más estarían matriculados en la escuela. Esto es uno de cada seis niños(as) que no van a la escuela en el mundo.
“Este informe se suma a la evidencia de que garantizar que quienes residen en asentamientos informales tengan acceso a vivienda adecuada no solo es lo correcto, sino también lo más inteligente que se puede hacer”, asevera Jonathan Reckford, presidente y CEO de Hábitat para la Humanidad Internacional.
Dado que el modelo del informe no pudo generar proyecciones para países específicos por sí mismos, los investigadores agruparon los países en cuatro “tipologías”. Suponiendo que los impactos de los países (en cada grupo) reflejen aquellos del tipo de país al cual es más similar, según este análisis, el mejorar la vivienda en los asentamientos informales en algunos países de Latinoamérica y el Caribe resultaría, por ejemplo, en un aumento del PIB de hasta un 10,5% en países como Haití, hasta un 3% en países como Argentina, y hasta un 6% en países como República Dominicana, Brasil y México.
Por su parte, la esperanza de vida podría aumentar, por ejemplo, hasta un 2% en países como Bolivia y Honduras, y hasta un 1% en países como México y Guatemala; mientras que los años de escolarización aumentarían hasta un 28% en países como Haití, hasta un 16% en países como Nicaragua y Bolivia, y hasta un 14% en países como Guatemala.
"Nuestras conclusiones muestran enormes beneficios para la salud, la educación y los ingresos de las personas cuando se les garantiza el que vivan en condiciones de vivienda adecuadas, tengan acceso a servicios básicos como el agua y alcantarillado, y están libres de la amenaza del desalojo o el hostigamiento", asegura Alexandre Apsan Frediani, investigador del IIED y uno de los autores del informe.
Comments