El Informe a la Convención sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés) 2014-2016, reveló que la participación de las mujeres en las últimas décadas ha ido repuntando en América Latina.
A pesar de esto, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reveló este 8 de marzo que las mujeres están infrarrepresentadas en los cargos directivos (suponen el 27,1%). Además, sólo la cuarta parte del personal directivo con hijos menores de seis años son mujeres.
Sin embargo, no es raro observar a mujeres, no solo laborando en el sector construcción, sino liderándolo. Cámaras de Construcción y facultades de ingenierías en universidades en la región son testigos del crecimiento de las mujeres en un campo tradicionalmente masculino. Aún así no es suficiente, en América Latina y España el promedio general de mujeres integrando juntas directivas es de apenas un 13%.
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La OIT señala que hay un fuerte vínculo entre la presencia femenina en la dirección y un mejor rendimiento económico; una junta directiva “incluyente y con equilibrio entre los sexos” garantiza la recepción de ideas diversas y toma de decisiones más acertadas. La presencia de mujeres ha demostrado mejorar la gobernanza corporativa y fortalecer su cultura e imagen pública de diversidad.
Pero estas ventajas aún no se aprovechan, un estudio de la OIT también indica que el 57% de las empresas entrevistadas en la región latinoamericana tienen menos del 30% de presencia de mujeres en cargos directivos, en comparación con el 74% de empresas en el mundo que sobrepasan este porcentaje.
Por otro lado, el panorama no es del todo oscuro. El estudio “Empoderamiento económico de las mujeres: Bueno para las mujeres, bueno para los negocios y bueno para el desarrollo”, realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), indicó que el 4,2% de las 1.259 empresas cotizadas en América Latina y el Caribe tenían una mujer como CEO, mientras que en el 2015, el porcentaje rondaba el 2%.
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