Por: Andrea Montero Salazar, Lighting Design
La creación y manipulación del fuego para nuestro beneficio data de mucho tiempo atrás, y era empleado, entre otros usos, para iluminar nuestro entorno inmediato. Al convivir en sociedades pudimos acceder a herramientas de alumbrado exterior desde el siglo XVI en Francia, por ejemplo.
En nuestro Costa Rica, contamos con un sistema de alumbrado público mediante luz eléctrica en 1884, previo a ello contábamos con lámparas de kerosene encendidas y apagadas por los faroleros o serenos, y si bien abarcó unas pocas calles al principio, supuso un gran avance para nuestro país.
En la actualidad, tenemos la necesidad de utilizar la iluminación de una forma aún más efectiva. Un buen sistema de alumbrado público permite reducir la delincuencia y los accidentes de tráfico, aumentando la sensación de seguridad. Asimismo, puede mejorar el atractivo de una ciudad, atrayendo más visitantes e inversiones a la zona.
La evolución de la iluminación
La introducción de la tecnología LED ha revolucionado la forma en que iluminamos hoy día nuestros espacios, con una vida útil prolongada, así como una alta salida luminosa versus la energía consumida, genera ahorros entre el 50 al 70 por ciento, reduciendo así la huella de carbono.
Un sistema de alumbrado público inteligente, es aquel que se encuentra integrado a sistemas de telegestión, lo que permite realizar mediciones de consumo, controles de encendido y apagado, a la vez que proporciona y transmite datos e información importante para conocer el comportamiento del sistema cuando y donde sea requerido.
El alumbrado público conectado es una opción viable para mejorar los servicios de una ciudad, a la vez que brinda un espacio y una experiencia más atractiva y segura para el ciudadano.
Una plataforma para ciudades inteligentes
Según Eric Woods, director de investigación de ciudades inteligentes en Guidehouse Insights, además del control de iluminación avanzado, las redes inteligentes de alumbrado público pueden admitir una gama de aplicaciones, que no son de iluminación, pero que forman parte de un catálogo más amplio de soluciones en Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) para ciudades inteligentes.
Por ejemplo, la ciudad de San Diego en California, es una de las primeras ciudades inteligentes en utilizar el alumbrado público como plataforma para integrar sensores, que pueden permitir entre otras cosas, la medición de la calidad del aire, y el seguimiento del flujo de tráfico de vehículos y peatones.
La ciudad de Eindhoven en los Países Bajos, está utilizando sistemas de iluminación activados por sensores para atenuar las luces de la calle y luces de colores en el pavimento para proporcionar indicadores de seguridad en los cruces de peatones y ciclistas.
Su proyecto Roadmap Urban Lighting Eindhoven 2030 tiene como objetivo desarrollar nuevos e innovadores usos de la iluminación, tal como guiar los servicios de emergencia hacia las áreas necesitadas e iluminación adaptativa que responda a condiciones climáticas cambiantes.
Herramientas y criterios de diseño
Definir y evaluar las especificaciones de diseño de iluminación puede variar de una aplicación a otra, siendo el alumbrado público un escenario amplio de abarcar, sin embargo, se contemplan algunas generalidades.
El catálogo de producto actual para luminarias de alumbrado público, ofrece luminarias de LED integrado por ejemplo, el modelo Evolve™ de Current GE con emisión lumínica desde los 5000 hasta los 28000 lúmenes, el modelo Nova LED de Sylvania desde los 4800 hasta 16200 lúmenes y el modelo RFM Road Focus LED de Signify desde 7,747 hasta 21,037 lúmenes.
El sistema de telegestión de alumbrado público CityTouch de Signify, proporciona información y control completo del alumbrado público en un panel centralizado. De este modo, permite supervisar y programar de manera segura las luminarias y ajustar los niveles de luz según lo necesario. Es un sistema abierto que admite sensores, cámaras y otros dispositivos IoT para ofrecer servicios inteligentes avanzados, además de que se integra con cualquier sistema de gestión de activos y con todo tipo de luminarias.
Los siguientes, son algunos criterios de iluminación a tomar en cuenta en un proyecto de iluminación de alumbrado público:
Definir la clase de iluminación y estándar de referencia, dicho estándar puede ser una norma o recomendación ya sea nacional, o internacional. Por ejemplo, la norma INTE/IEC 60598-2-3:2019: Luminarias. Parte 2-3: Requisitos particulares. Luminarias para alumbrado público.
Calidad de color, contempla tanto el CRI (índice de reproducción cromática); para la iluminación de carreteras y calles un CRI 70 y 80 son los más comunes; como el CCT (temperatura de color correlacionada) con opciones desde los 2700K en su opción más amarillenta o cálida hasta los 6000 K en su opción más blanca o fría.
Parámetros geométricos del espacio a iluminar, dimensiones y aspectos propios del espacio, así como la disposición de las luminarias planteadas.
Consumo de energía, tanto del producto en sí con todos sus componentes, como de la instalación completa.
Flujo luminoso, eficacia y distribución de luz.
Mantenimiento, tanto de la fuente de luz debido a una depreciación en su vida útil, como del mantenimiento de la luminaria en relación a la limpieza de la misma, ya que la suciedad puede afectar su rendimiento.
Atenuación, al contemplar la opción de atenuar una fuente de luz en escenarios donde no se requiera un nivel de un 100 por ciento, ayuda a reducir el impacto ambiental y los costos de energía.
Costo total, en el cual podemos contemplar la inversión inicial, el costo del consumo de energía durante la vida útil del sistema y los costos de mantenimiento.
El alumbrado público es sin lugar a dudas, un aliado imprescindible de las ciudades desarrolladas, el amplio y maravilloso potencial de la luz permite contar hoy día con un entorno mejor iluminado y sobre todo sostenible.
Comments