Cuando el invierno se vuelve infraestructura: el proyecto monumental de Harbin
- Luisa Velásquez
- hace 6 horas
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Con bloques congelados almacenados durante meses, miles de trabajadores y una planificación que se repite año tras año, Harbin construye un parque temático estacional de 1.2 millones de metros cuadrados. Sus estructuras transitables, actividades invernales y operación temporal lo han convertido en un eje clave del turismo local y en un modelo único frente a otros festivales de invierno.

China ha decidido competir también en el terreno de las megaestructuras invernales. Cada año, en Harbin, vuelve a levantarse un escenario que desafía la escala y el tiempo: un parque de hielo y nieve que el país presenta como el más grande del mundo. Su construcción comienza incluso antes que el río local recupere su capa de hielo, gracias a un sistema de almacenamiento que conserva bloques congelados durante más de diez meses. Material que permite adelantar los trabajos de una edición que abarcará 1.2 millones de metros cuadrados.
Lo que hoy se conoce como Harbin Ice-Snow World no nació con esta magnitud. En sus orígenes, la ciudad celebraba el invierno mediante linternas de hielo talladas artesanalmente, una tradición que derivó en el primer Festival de Hielo y Nieve, inaugurado el 5 de enero de 1985.
El cambio decisivo llegó en 1999, cuando se creó un recinto independiente con acceso controlado y diseño específico. Desde entonces, el proyecto ha ido ampliando superficie, volumen y complejidad técnica: maquinaria pesada, procesos constructivos programados y un número creciente de trabajadores se movilizan para dar forma a esta ciudad temporal.
A finales de noviembre comienza a repetirse la escena: grúas, equipos y operarios ocupan el terreno donde, semanas después, se levantarán murallas, torres, rampas y toboganes. La propuesta no se limita a exhibir estructuras, sino que plantea un espacio para recorrer, permanecer y participar. Durante la noche, la iluminación transforma la percepción del lugar y lo convierte en un entorno diseñado para ser vivido.
Los visitantes pueden ascender a plataformas, caminar entre edificaciones, deslizarse por rampas o sumarse a actividades de nieve. Para este año se anunciaron zonas para pesca en hielo, esquí de fondo, juegos colectivos y un escenario adicional que complementará el conocido Dream Stage.

Este enfoque ha convertido a Ice-Snow World en un componente estructural del turismo local. De acuerdo con cifras oficiales, Harbin recibió en la última temporada más de 90 millones de visitantes y generó ingresos por 137.220 millones de yuanes, un aumento del 16.6 % respecto al año anterior. El parque no es el único responsable de estos números, pero sí concentra servicios de alojamiento, restauración, transporte y actividades culturales durante las semanas en que permanece abierto.
Su construcción demanda técnicos, operarios, especialistas en iluminación y equipos de soporte; su operación requiere personal de atención, seguridad y mantenimiento. Aunque muchas de estas funciones son temporales, exigen planificación y coordinación anticipada.
Comparado con otros grandes eventos de invierno, como el Sapporo Snow Festival en Japón o el Carnaval de Invierno de Quebec en Canadá, Harbin se diferencia no solo por su escala, sino por su formato. Mientras que Sapporo distribuye esculturas en distintos puntos de la ciudad y Quebec combina actividades culturales y desfiles, Harbin apuesta por un recinto único que funciona como parque temático estacional.
Con el paso del tiempo, esta instalación ha quedado integrada en el calendario de la ciudad: se construye, opera y se desmonta cada año, siguiendo un ciclo que depende estrictamente del clima. Su carácter temporal no reduce su complejidad; por el contrario, evidencia un modelo organizado que convierte el invierno en una industria y al hielo en un material de arquitectura efímera.
