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¿Cómo logramos una mejor arquitectura para Guatemala?

Por: Arq. Mauricio Solis / m.solis@soliscolomer.com


Entonces surgen las preguntas, ¿Cómo será la ciudad de Guatemala en el futuro?  ¿Con todos estos nuevos edificios, cómo será? ¿Qué quisiéramos?  Y pues yo quisiera una ciudad bella donde sea muy placentero vivir.  Pero para lograr eso, existen muchísimos aspectos a resolver, temas urbanísticos, sociales, económicos, culturales, y ambientales; en fin es bastante amplio el tema, pero ahora me quisiera ocupar de lo referente a la arquitectura en sí, del edificio que podemos observar y el cual habitamos, y su relación o diálogo con la ciudad y los usuarios.

¿Cómo logramos una mejor calidad de arquitectura para la ciudad? Para eso y a manera de entrada al tema, es importante tomar conciencia del valor y la función de la arquitectura en nuestras vidas.

Primero: Recordemos que la arquitectura es el marco o el escenario donde transcurre nuestra vida. La mayoría de actividades que realizamos se dan dentro o en relación a un espacio que fue diseñado y construido por el hombre, y sabemos que la arquitectura tiene la capacidad de influir en nosotros, en nuestro estado de ánimo, nuestros pensamientos y nuestra salud.  Entonces, ¿qué influencia queremos que ese espacio tenga en nosotros? Nosotros podemos decidir cómo será el escenario de nuestra vida.

Segundo: La arquitectura como parte de las artes, es una categoría estética que al tener la posibilidad de conmover a las personas, contribuye a recatar el espíritu humano. Como dijo Rostropóvich: “El arte nos hará libres”. La arquitectura como arte tiene un rol importantísimo para la sociedad, mucho más que solo proveer un techo. Y parte de ese rol, sería la capacidad de ser bella o de producir belleza. Viene al caso recordar a Dostoyevski, que en su novela “El Idiota”, sugiere que “la belleza puede salvar al mundo”, pero ¿Qué es la belleza entonces?  Pregunta difícil de responder, pero acudamos a los griegos para quienes la belleza radicaba en la perfección, la proporción y la armonía. La tradición platónica sugiere que belleza, verdad y bien son palabras intercambiables; él decía: “la belleza es el esplendor de la verdad”. Entonces la arquitectura tiene un rol muy importante en la sociedad pues puede elevar el espíritu de los usuarios, al intentar ser bella, pues nos hablará de la verdad o bondad, y eso acerca al humano a su mejor versión personal, la más verdadera.

Tercero: La buena arquitectura, la de siempre, la que busca servir al usuario creando espacios de bienestar atemporal, donde no prima el ego, siempre ha tenido en cuenta los sistemas pasivos de control climático. Tomar en cuenta los aspectos ambientales, culturales y económicos, es decir el contexto, no es nuevo, ahora se le llama “Sostenibilidad. La arquitectura responsable siempre ha puesto atención a su relación con el sol, la luz, la temperatura, la ventilación y tantos otros aspectos que recién ahora se están redescubriendo, pero que siempre han sido el rol principal de la arquitectura.

Cuarto: Por último, recordemos la frase de Le Corbusier donde dice que la arquitectura también es una “Máquina para vivir”, donde la funcionabilidad debe ser perfecta.  Así como la frase menos conocida: “la casa es el estuche de la vida”, donde se entiende a la vida como algo muy valioso que requiere de un estuche fino. Donde el arquitecto debe entender la forma de vivir del potencial usuario, para proveerle una plataforma donde fluya perfectamente.

Es maravilloso ver como la buena arquitectura puede hacer tanto bien a la sociedad y que en nuestra ciudad ha tenido una gran evolución, desde que fue fundada la primera facultad de arquitectura, a escasos 62 años, ahora existen 7 facultades, algunas con excelentes resultados, otras no tanto, pero al final con una impresionante cantidad de egresados. Con lo cual existe ya una enorme masa crítica formada, que influye de manera significativa en el mercado para que consuma una mayor cantidad y calidad de Arquitectura.   A esto hay que sumarle la gran influencia de las redes sociales que exponen al público a un alto nivel de diseño, teniendo entonces un mercado más educado y exigente.

Y aunque estamos muy emocionados por el enorme desarrollo de la profesión en el país, existen todavía algunas brechas por cubrir.  Me preocupa especialmente el tema de regulación o control de la calidad, que por ser una industria de tan rápido crecimiento no hemos podido detenernos a pensar en ello, pero pareciera ser que llego el momento de hacerlo.

Necesitamos una crítica especializada, por académicos especialistas que de una forma constructiva y directa puedan emitir opiniones sobre la arquitectura que se está haciendo. Escuche al arquitecto Raúl Monterroso decir hace poco, que la posmodernidad lo relativizó todo, por eso es importante regresar a los fundamentos, pero no dogmáticamente, sino como dice Edgar Morín: “El conocimiento es navegar en un océano de incertidumbres a través de archipiélagos de certezas”,  la cual se caracteriza mucho por la incertidumbre o la relativización de las cosas.

Esta crítica puede ser un artículo en una revista o periódico, un podcast o cualquier medio.  Así el arquitecto detrás de la obra pueda mejorar y el espectador pueda definir sus propias posturas o gustos. No todo lo que se construye es bueno o vale la pena, pero ¿Quién se anima a decirlo? ¿Quién regula y guía?

También llegó el momento de especializar más la regulación para los colegiados, es necesario proteger al consumidor. Si alguien invierte dinero en los servicios profesionales de un arquitecto debiera recibir no solo un buen diseño, sino un acompañamiento experto que le apoye en lograr un proyecto eficiente en costos y tiempos.

Si los servicios carecen de la calidad esperada, la industria entera pierde su valor.  Es necesario que el nivel de experiencia del profesional se refleje de alguna forma para que los clientes reciban el acompañamiento adecuado.  Tal vez es el momento de implementar como en otros países, los distintos “niveles” o tipos de colegiado, que van directamente asociados con la cantidad de horas de experiencia en la práctica profesional. Así como la obligatoriedad de la capacitación constante del profesional para poder conservar su colegiatura.

Por último es necesario promover el uso de concursos para la selección de proyectos y profesionales, pues se ha comprobado que promueve la innovación en arquitectura y equilibra el acceso a más profesionales. Pero para eso necesitamos una regulación que proteja a los profesionales que van a invertir sus recursos en participar.

Es necesario un set de reglas claras antes de que inicie el concurso y que exista un ente supervisor de su buen cumplimiento.  Debe estar clara la matriz de evaluación y los resultaos deben ser públicos; así como quienes integran el jurado, que idealmente debe integrar a profesionales expertos.

Conscientes del rol tan importante que tiene la arquitectura en la sociedad, desde asegurar la mejor funcionabilidad, mediar respetuosamente nuestra relación con el clima, así como brindar el escenario bello y armonioso que requiere la persona para elevar su espíritu; conscientes de lo importante que es la arquitectura para construir una mejor ciudad, construyamos una Guatemala en la que queramos vivir, que enamore e inspire a las siguientes generaciones sabiendo que lo hicimos bien.

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