Las rutas del progreso y el desarrollo
- Luis Arevalo
- 22 abr
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Invertir en infraestructura vial se ha convertido en una prioridad para los países de América Central y el Caribe, sobre todo por el retorno de esa inversión en desarrollo económico.
Por: Luis Fernando Arevalo, luis.arevalo@connectab2b.com

Hablar de infraestructura vial siempre es sinónimo de desarrollo económico y para la región se ha convertido en una prioridad avanzar en la construcción de las rutas del progreso y el desarrollo.
Sin duda, países con una infraestructura adecuada se posicionan dentro de los más competitivos. Carreteras en buen estado permiten el tránsito de comercio de una forma más eficiente y esto también se traduce en una atracción de inversión extranjera. América Central y el Caribe comparten retos significativos en materia de infraestructura vial, sobre todo por las limitaciones de presupuesto en los gobiernos para ampliar, mejorar y mantener en buen estado la red vial.
Muchos países apuestas a nuevas modalidades para conseguir ese financiamiento y hacer realidad los grandes proyectos de infraestructura, entre estas las Alianzas Público-Privadas (APPs) y, en el caso de Guatemala la construcción de carreteras con capital 100% privado como lo es el caso único en la región de la Vía Alterna al Sur (VAS), que ha hecho realidad la posibilidad de no tener que circular por la ciudad en algunos tramos y conectar diferentes salidas de la capital hacia el interior del país.
“Tener una buena conectividad vial permite el desarrollo de áreas alejadas de la capital donde tiende a ubicarse parte de la población que busca oportunidades y que acostumbra migrar a la ciudad”, afirmó el Ing. Alejandro Ferrer Solís, presidente de la Cámara Panameña de la Construcción (Capac).
La infraestructura vial lleva desarrollo y crea focos de inversión descentralizados fuera de las grandes urbes, esto se traduce en crecimiento económico al interior de los países, reduciendo la presión y crecimiento demográfico de las capitales. En el caso de Guatemala, se han visto focos de inversión en ciudades como Quetzaltenango, Alta Verapaz, Quiché y la zona del oriente del país, a pesar de los retos que se enfrentan en materia de infraestructura, y no solo referente a carreteras, sino también en acceso a servicios básicos.
Ferrer citó también como ejemplo en Panamá la ampliación de la carretera Panamericana de dos a cuatro carriles que ocurrió a finales de los años 90’s, producto de lo cual se inició una serie de proyectos turísticos y desarrollos de playa importantes como lo son Buenaventura, Bijao y el Hotel Decamerón.
“Se ha calculado que una inversión adicional de 1% del PIB en infraestructura vial durante 5 años, generaría un crecimiento económico adicional de 1,2% del PIB; o lo que es igual a tener una rentabilidad del 20% en un período de 5 años”, explicó Jorge Benavides, investigador Asociado de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa).
El experto también agregó que la inversión en infraestructura vial tiene beneficios sociales significativos, tales como la reducción en el precio de los productos de consumo diarios, sobre todo alimentos. Así mismo un incremento en la asistencia escolar, mayor cobertura de los centros de salud y hospitales, reducción en la criminalidad y mayor presencia policial en el territorio, de la mano de la generación de más fuentes de empleo formal.
La reducción de los costos logísticos, es sin duda el mayor de los beneficios para cualquier economía y la mejor estrategia para mejorar la competitividad del país, así como la promoción del turismo y la integración del comercio regional. “La mejora de la infraestructura vial contribuye significativamente al desarrollo económico al facilitar el transporte eficiente de personas y mercancías”, afirmó Wendy Sequeira Rojas, coordinadora de la Unidad de Auditoría del LanammeUCR.
Para el consultor en Infraestructura y Alianzas Público Privadas, Federico Villalobos el tema de la infraestructura de en la región va más allá de las carreteras y puentes, y debe enfocarse en el ordenamiento de las ciudades, infraestructura de transporte masivo (ferrocarriles, líneas rápidas de autobuses, entre otras) e infraestructura peatonal.
“Se han realizado inversiones importantes pero a la fecha es necesario que esas inversiones se acompañen también de otro tipo de modos de transporte que permitan complementarse”, afirmó Villalobos.
América Central es una economía en donde la movilidad de carga todavía es ineficiente, en promedio se circula entre 18 a 20 km/h, según datos de estudios realizados por el Sistema de Integración Económica de Centroamérica (SIECA). A criterio de Villalobos “una buena infraestructura vial permitirá posicionarnos como un solo bloque económico para el establecimiento de empresas nacionales e internacionales, así como mejorar la calidad de vida de los ciudadanos”.
Sector público y privado han unido esfuerzos a través de los últimos años para poder avanzar en el desarrollo de infraestructura de la región, sin embargo, pese que se han logrado avances significativos y la ejecución de proyectos importantes, continúa existiendo un rezago por resolver. Es necesario construir nuevas carreteras, mejorar las existentes, pero sobre todo, mantener en óptimas condiciones las ya existentes.
La infraestructura vial en la región también ha sido golpeada por desastres naturales, tal es el caso más reciente de Honduras en donde la tormenta Sara en 2024 destruyó 11 puentes y dañó otros 20, y dejó más de 50 carreteras con daños considerables.
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