El aluminio siempre ha sido la opción preferida de los estudios de arquitectura para hallar soluciones en todo tipo de estructuras.
Cuando queremos conseguir un ambiente apacible y cálido la mirada recae sobre un punto esencial para cualquier casa: las ventanas. Probablemente lo sepa, pero la elección del material así como su durabilidad es fundamental para un ahorro energético eficiente y duradero.
Y es que el aluminio es un material 100% reciclable. El 70% del total del aluminio que se ha fabricado en el mundo sigue en uso. ¡Nada menos! Un hogar sostenible, por tanto, es un hogar cuyas ventanas suelen ser de aluminio, además es un material que no se deforma con el paso del tiempo ni pierde sus resistencia, no requiere perfiles excesivamente gruesos, por lo que los marcos pueden ser más estrechos. Esto consigue que se maximice el área acristalada.
Da igual donde posea su proyecto y si se expone al sol o al viento. La ausencia de deformaciones y su resistencia permiten que siga siendo el mismo tras años y años. Tras una limpieza, el aluminio se queda prácticamente como el día en que se instaló.
Frente a otras opciones, como el PVC, por ejemplo; el aluminio no sólo presenta todas las ventajas anteriores, también es mucho más seguro. A la hora de instalar unas ventanas no sólo se mira el ahorro que va a ver en las facturas o cómo influye en el medioambiente, un punto a favor es que en caso de incendio, el aluminio no arde ni emite sustancias tóxicas.
