Por: Wilberth Ramírez Artavia, Director de ingeniería de Sunshine
A pesar de que, en el mundo solar Costa Rica es muy pequeña, ha ido creciendo de manera acelerada -hágase una idea: mientras que, en otros países un poco más grandes, “solarmente hablando”, cotizan proyectos de 8, 12 y hasta 26 MWp (Mega Watts pico, unos 67.000 paneles), en nuestro país, nos esforzamos en instalar 2.000 paneles en un solo medidor.
En el tiempo que he estado en este mundo solar, unos 5 años, la cantidad de paneles que se han instalado en los proyectos que he estado involucrado, rondan las 16 unidades. En este tiempo, he visto instalaciones desde tres paneles, hasta 3100 paneles, lo que da una amplia gama de tamaños, configuraciones, industrias, zonas geográficas, etc. Lo que demuestra el rápido crecimiento de la industria, mientras hace 10 años los proyectos no eran de muchas unidades, hoy hablamos de cientos y miles de paneles en un techo.
Mientras hace unos años para el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y las demás distribuidoras, la energía solar no era un tema, hoy en día se regula rigurosamente y se tiene cada vez mayor control sobres las instalaciones hechas en el país, se pasó de un plan piloto a demostrar que es una fuente de energía que llegó para quedarse.
Por ejemplo, la energía solar ha pasado de la típica configuración de un panel fijado en un techo con escuadras para repisas, una “maraña” de cables que bajan a un controlador de carga que alimenta una o dos baterías de carro con un pequeño inversor que se apaga con el motor de una licuadora; a instalaciones más complejas apegadas a alguna norma internacional como por ejemplo, el Código Eléctrico Nacional (NEC, por sus siglas en inglés), con estructura de montaje certificada para uso en intemperie y exclusiva para instalación de sistemas solares, probadas en el otro lado del mundo -donde pasan muchos tifones-, tuberías, ductos o canastas perfectamente instalados con su respectiva etiqueta y soportería adecuada, inversores instalados en cuartos eléctricos donde se tienen subestaciones y demás equipos eléctricos.
En esta evolución, el instalador ha tenido que ir capacitándose cada vez más, antes era suficiente con leerse cualquier manual, saber dónde está el sur, ver que no haya sombra en las mañanas y un poco de creatividad, ahora, por el contrario, si un instalador quiere ser considerado como serio, debe tener en cuenta que ya una instalación para producir energía solar, es una obra civil y electromecánica compleja, en la que muchas veces no se tiene una ruta fácil y clara para llegar del techo al lugar donde se va a inyectar la energía producida, que ya no basta con solo poner un fusible a la salida del panel, que ahora se instala hasta un recloser (es como un fusible pero a 34500 Volts), además, hace 8 años ¿quién se iba a imaginar que se necesitara saber de telecomunicaciones para la instalación de un sistema de este tipo? Pues hoy en día es una realidad.
Actualmente, una instalación de energía solar involucra más que un electricista, ya no es solo el hecho de ver que un bombillo se encienda porque un poco de sol pegó en un vidrio. Hoy por hoy la energía solar es una solución ambiental y económica que se ejecuta técnicamente con el fin de generar un bien al usuario. Por lo tanto, un proyecto solar exitoso, se logra con una correcta asesoría económica y técnica, en donde se tenga como objetivo principal la satisfacción del consumidor. Por ello, conscientes de la necesidad de cambio, Sunshine nace con la visión de fomentar la innovación energética en busca de un impacto positivo el desarrollo social y ambiental de la región.
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