Por: Claus Ressel&Andrés Jiménez-Palmieri | Son Arquitectura / @sonarquitectura –@yooneq.design – @bauforma.construccion – @skopdesigns
No somos los primeros ni los únicos que hablamos de esto, pero el tráfico en nuestra Ciudad de Guatemala ha hecho que la gente cada vez valore más su tiempo y prefiera sacrificar cantidad y calidad de espacio vs horas en el tráfico. Esto ha provocado la re-densificación metropolitana y con ello gran parte de la razón del “boom inmobiliario” en nuestra ciudad, reflejo de la que la gente prefiere vivir en el núcleo urbano y por ende cerca de su trabajo.
No pretendemos profundizar respecto a la solución a esto, ya que no nos consideremos expertos en esta materia (aunque como arquitectos siempre tenemos opinión y posibles soluciones para todo, así fuimos educados, a buscar soluciones), sino pretendemos extendernos más sobre lo que si afrontamos todos los días en nuestra profesión: La calidad de espacio.
Es cierto, eventualmente la competencia irá encontrando y colocando a cada propuesta de diseño en su segmento y precio, pero el problema con la arquitectura y construcción, es que nuestras intervenciones duran por años y esto no sólo afecta a las personas que viven u ocupan los espacios. Esto afecta también a los que circulamos alrededor, a los que trabajamos cerca, a los que desde la ventana de nuestro espacio vemos los alrededores e inclusive afecta a la imagen como ciudad que tenemos con los turistas que vienen aterrizando en nuestro aeropuerto que por bien o mal está en medio de la ciudad.
La arquitectura tiene muchísimo más impacto de lo que un arquitecto y un desarrollador pueda conceptualizar. Y hasta este momento hemos estado hablando puramente de las fachadas, pero y ¿el espacio interior? ¿El espacio que ocupamos y nos influye todos los días?
Andrés Jiménez
El espacio interior a ofrecer en el mercado no sólo son números, rentabilidad o “eficiencia” (por mercadeo no se puede decir pequeño, a nadie le gusta vivir en un espacio pequeño, por lo tanto: eficiente), de hecho, creemos que es una forma cortoplacista de ver las cosas, ya que nuestros clientes ya sean residentes o inversionistas, comprarán una vez y después al darse cuenta que el espacio interior es poco atractivo, difícil de amueblar, complicado de rentar o inclusive difícil de vivir en él, la depreciación y/o falta de demanda del inmueble, hará que la inversión no haya cumplido expectativas y por lo tanto probablemente será la última vez que compren o refieran nuestro producto, que es el espacio que creamos.
Es importante tener en mente que estamos diseñando para personas y por lo tanto diseñando espacios de calidad que sean un aporte a los usuarios y les agregue valor. El espacio influye muchísimo en nuestra practicidad, eficiencia y humor de nuestros días. Incluso un espacio digno, bueno y ordenado ayuda a construir y mantener relaciones. A nadie le gusta llegar a un espacio, que esté mal iluminado, que huela mal, que sea desordenado, etc. A todos nos motiva un espacio bonito, bien iluminado, ordenado y como arquitectos tenemos la responsabilidad de involucrarnos y solucionar esto. Tan sólo meternos al detalle del espacio interior. De visualizar el espacio, de recorrerlo e imaginarnos que sentiríamos vivir allí y que haríamos para que nos fascinara llegar todos los días.
Claus Ressel
Le interesa: Arquitecta une lo mejor del diseño europeo y latino
De hecho, es parte de la naturaleza humana y nosotros arquitectos tenemos la educación y el entrenamiento para resolver estos retos, ya sea con escala del espacio, ritmo, color, mobiliario dinámico, materiales e iluminación natural. Y qué mejor si lo hiciéremos desde la conceptualización del diseño arquitectónico y pudiéramos asesorar bien a nuestros clientes desarrolladores que no tiene por qué costar más un espacio interior bien diseñando desde el inicio, es cuestión de ser creativos.
La arquitectura debe de seguir siendo un juego de ir y venir, un constante trayecto del espacio interior al exterior y viceversa, para realizar propuestas que pertenezcan al sitio, al entorno, para evitar realizar una arquitectura genérica a la que pueda hacerse un “copy paste” a cualquier parte.
Lo que funciona bien en un sitio, no necesariamente funciona bien en otro, no solo se toma en cuenta los accesos, el soleamiento, los vientos predominantes por decir algunos, más importante aún, es analizar al usuario que ocupara estos espacios, su estilo de vida y el entorno en el cual se va a encontrar. Somos humanos diseñando espacios para humanos y sus necesidades.
Importante: Ciudad legible: ¿Qué nos expresa nuestra ciudad?
Señores desarrolladores y constructores, honestamente no es necesario gastar más para generar espacios dignos que aumentan la calidad de vida del usuario. Seamos esa gran parte positiva de la vida de quienes nos compran, con un buen diseño podemos dar más sin afectar la rentabilidad del proyecto.
La arquitectura, construcción y desarrollo inmobiliario son negocios a largo plazo; nombre sólo tenemos uno, cuidémoslo y recordemos que, en una ciudad, al final del día, todos somos usuarios.
Comentários