Por: Elisa González Vargas, acreditada, Arquitecta acreditada LEED AP BD+C, EDGE Expert, Consultor Experto y Evaluador RESET. Pertenece al Programa de ingeniería ambiental, Dirección de Administración de Proyectos Especiales (DAPE), Gerencia de Infraestructura y tecnología de la CCSS.
Cada vez con mayor frecuencia somos testigos de los impactos negativos que genera el cambio climático en nuestras comunidades, vemos como cada día se requieren más recursos para solventar sus efectos. Constantemente hablamos de la necesidad de un cambio, para buscar un desarrollo más sostenible. Pero realmente, qué es este concepto, cómo se aplica a los edificios que habitamos y más complejo aún, cómo se empata este concepto a los espacios dedicados la atención de la salud humana. Espacios altamente complejos, con altos estándares de calidad y seguridad y con una creciente demanda de energía.
Lo cierto es que la sostenibilidad no es otra cosa, que buscar un balance. Un balance entre el bienestar social, económico y ambiental. Así que no debería ser un requerimiento más para estos espacios, sino una oportunidad para maximizar su desempeño.
Para lograr este balance en un edificio se deben implementar soluciones que integren de manera holística estos aspectos:
-Una gestión sostenible del sito: desde la escogencia del terreno y el análisis de las características de su entorno y su ubicación, hasta su emplazamiento en el terreno para potenciar el aprovechamiento de los recursos y generar el menor impacto posible.
-Optimización en el consumo de la energía: conociendo y aprovechando al máximo las condiciones climáticas del sitio con un adecuado emplazamiento y diseño de la envolvente, que aproveche de manera pasiva el viento o la radiación solar o se aísle para optimizar la necesidad de energía principalmente para la climatización e iluminación. Incorporando sistemas y controles para la gestión adecuada, durante la operación del edificio. Y explorando la posibilidad de producir y consumir energías limpias
-Optimización en el consumo del agua: haciendo un balance de los requerimientos y la disponibilidad del recurso en el sitio, disminuyendo al máximo la necesidad de consumo de agua potable, mediante la reducción del consumo con sistemas ahorradores y explorar la reutilización de las aguas residuales o la captación de agua de lluvia.
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-Reducción en la generación de residuos mediante la utilización de materiales ecológicamente eficientes y manejo apropiado de los desechos: desde el diseño del edificio, buscar materiales que tengan un menor impacto ambiental y que sean de origen local. Asimismo, procurar que durante la etapa de construcción y operación se pueda desarrollar una gestión adecuada de los desechos y se logre promover la reutilización y el reciclaje de materiales
-Promover la calidad del espacio interior: una de las condiciones del concepto de la sostenibilidad en un edificio es disminuir los impactos nocivos sin perder de vista su función principal, un edificio sostenible y en especial una obra dedicada a la atención de la salud, debe promover el bienestar de sus usuarios o pacientes. Por lo tanto, un centro de salud sostenible debe tener un alto estándar de calidad en su espacio interno, una temperatura, ventilación, iluminación y niveles de ruido necesarios para promover una pronta recuperación en el paciente y un mejor rendimiento de quienes los atienden.
Algunas las claves para desarrollar Centros de salud sostenibles son:
Comprender la particularidad de esta tipología de edificios para poder identificar cuáles son los aspectos más críticos para incorporar y definir estrategias de alto impacto
De los aspectos mencionados el último es el más complejo, pues, aunque genere los mayores beneficios directos para la salud, en muchos casos queda relegado a espacios especializados, por que tiende a elevar los costos económicos del proyecto y la medición de los beneficios es compleja. Es importante destacar que hoy en día con la pandemia por el Covid 19 este aspecto ha tomado especial relevancia y es posible que en un futuro se convierta en elemento de primera necesidad. Sin embargo, la realidad es que una mejora en la calidad del espacio no siempre va de la mano con el ahorro de los recursos ambientales o económicos y normalmente requiere de un esfuerzo extra para lograr encontrar un balance.
Otro aspecto crítico para la infraestructura de salud es la optimización en el consumo de la energía. La demanda energética de esta tipología de edificios es bastante alta debido a su uso intensivo, muchos de estos edificios funcionan 24/7. Además, cuentan con una gran cantidad de equipamiento médico y requieren de condiciones ambientales controladas, a esto se le suman los efectos del cambio climático, que han ido generado, eventos extremos con más frecuencia, provocando que estos edificios de primera necesidad requieran constantemente de más recursos para respaldar su operación durante una crisis. Lo que se ha podido comprobar es que el consumo energético en centros de salud aumenta según aumenta su complejidad, más allá que su tamaño y debido a que cada centro tiene condiciones particulares, la caracterización y el establecimiento de indicadores ha sido todo un reto, no existe una receta para lograr la eficiencia energética.
Una recomendación para lograr la aplicación de este aspecto es el análisis constante. Desde las primeras fases del diseño utilizar herramientas, así como los análisis bioclimáticos y el modelado energético del edificio, para determinar los consumos y puntos críticos del edificio para enfocar las estrategias de eficiencia y luego durante la operación, un buen sistema de monitoreo de los sistemas electromecánicos del edificio hará posible dar seguimiento y lograr una mejora contante del desempeño.
1-Promover un proceso de diseño integrado a través de todas las fases del proyecto: Se debe buscar un diseño integral que sea producto de un trabajo colaborativo, en donde los actores claves del proyecto estén presentes y participen activamente desde las etapas iniciales del diseño para definir los objetivos de sostenibilidad del proyecto. Profesionales de distintas disciplinas que proponen ideas basadas en sus conocimientos y experiencia, para identificar oportunidades y sinergias entre distintas estrategias.
Este proceso implica la evolución del modelo tradicional, en donde el proyecto transita de forma lineal desde el arquitecto hacia los especialistas, a un proceso integrado donde todos los miembros del equipo de diseño trabajan en forma colaborativa desde los inicios. Este proceso es indispensable en todo proyecto de infraestructura de salud, debido a su complejidad
2-Utilización de parámetros de medición del desempeño que sean confiables : Por último, una buena práctica para determinar el grado de sostenibilidad de un proyecto y poder destacar sus beneficios, es la aplicación de certificaciones de construcción sostenible con parámetros sólidos y bien definidos que nos ayuden a medir el desempeño con criterios uniformes, ya que en el caso de los centros de salud es muy difícil caracterizarlos y compararlos entre sí. Existen algunas certificaciones disponibles en el mercado como: la Certificación LEED desarrollada por el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos (US Green Building Council) que tiene como objetivo lograr una mejora global en el impacto medioambiental de la industria de la construcción. La Certificación EDGE, desarrollada por el IFC (International Finance Corporation) del Banco Mundial basada en una evaluación realizada al utilizar un software que diagnostica si una obra puede alcanzar el estándar mínimo de un 20% de ahorros en el consumo de energía, agua y energía incorporada en materiales. La certificación de la norma RESET de INTECO, desarrollada por el Instituto de Arquitectura Tropical, que pretende disminuir la huella de carbono que produce la construcción en Costa Rica.
Incorporando todos estos aspectos, podemos tener centros de salud más confortables, altamente tecnológicos sin mayores costos económicos.