A medida que las universidades latinoamericanas enfrentan estos desafíos, el diseño de los espacios educativos se posiciona como un componente esencial para el éxito del aprendizaje multigeneracional y continuo.
Gensler publicó su más reciente estudio titulado “Fomentando el Aprendizaje a lo Largo de la Vida en las Universidades de América Latina.” La investigación, realizada en cinco universidades de la región, ofrece un análisis profundo sobre los desafíos que enfrenta la educación superior en el contexto post-pandemia y propone soluciones innovadoras para el diseño de espacios educativos que fomenten el aprendizaje multigeneracional y continuo.
Además, destaca que la conversación actual en las universidades gira en torno a cuatro áreas clave para la transformación educativa: la pedagogía, la tecnología, la comunidad y el espacio. Estos elementos se deben trabajar en conjunto, para equilibrar las necesidades individuales de los estudiantes con los intereses colectivos de la comunidad universitaria, y optimizar la forma en que se lleva a cabo el aprendizaje, tanto de manera presencial como virtual.
Según Omar Quesada, Líder Regional del Educación de Gensler, uno de los puntos críticos abordados es la “trampa” de la capacidad de atención de las nuevas generaciones. Los resultados del estudio revelan diferencias significativas en los lapsos de atención, por ejemplo, la Generación X (1965–1980) tiene una capacidad de atención de más de 25 minutos, en un modelo de aula fijo y tradicional. En cambio, los Millennials (1981–1996), con una capacidad de atención de aproximadamente 20 minutos, se benefician de modelos de aula más flexibles. La Generación Z (1997–2012) ha reducido su capacidad de atención a un promedio de 12 minutos, lo que requiere la implementación de tecnología flexible 360° en los entornos de aprendizaje. Finalmente, la Generación Alfa (nacidos después de 2012), cuya capacidad de atención se estima en menos de 5 minutos, aún presenta retos y oportunidades para definir un modelo de aula adecuado para ellos.
En respuesta a estos desafíos, Gensler ha desarrollado un marco de experiencias de aprendizaje que incluye las siguientes soluciones para los campus universitarios:
● El coworking vibrante: a medida que el aprendizaje se personaliza y los estudiantes dirigen sus propios procesos de estudio, los espacios educativos deben ofrecer una variedad de entornos que respalden diferentes modos de aprendizaje. Espacios abiertos, similares a los modelos de oficina flexible, permiten a los estudiantes seleccionar el ambiente que mejor se adapte a sus necesidades.
● La ciudad universitaria (Univer-ciudad): los campus que se integran con las ciudades circundantes no sólo facilitan la innovación, sino que también juegan un papel clave en la creación de entornos de aprendizaje más dinámicos. A medida que los campus se abren al entorno urbano, las bibliotecas y otros espacios tradicionales de estudio se transforman en áreas de colaboración social, donde los estudiantes pueden interactuar y aprender de manera más activa y comprometida. Esta conexión entre el campus y la ciudad permite generar comunidad tanto dentro como fuera de las aulas, extendiendo el sentido de pertenencia más allá de los límites físicos de la institución.
● El resort inspirador: con un enfoque en el bienestar integral del estudiante, el estudio propone que los campus adopten un enfoque más personalizado y hospitalario, donde los estudiantes se sientan parte de una comunidad. Estos espacios deben ser flexibles y adaptarse para acoger a los estudiantes en todas las etapas de su vida, fomentando un aprendizaje continuo, incluso después de graduarse.
El estudio subraya que, para preparar a los estudiantes para el éxito en un mundo en constante evolución, las universidades deben enfocarse en proporcionar experiencias diferenciadas y significativas que apoyen el aprendizaje a lo largo de toda la vida. Las personas que continúan adquiriendo nuevas habilidades gozan de mejores perspectivas de carrera, mayor satisfacción laboral y mejores conexiones sociales y cognitivas. En este sentido, las universidades tienen la responsabilidad de crear entornos que inspiren y motiven a los estudiantes a seguir aprendiendo, más allá de las aulas tradicionales.
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