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Territorios Queer: Memorabilia colectiva y legado urbano en Nicaragua

Empecemos definiendo “Queer”

Definido por David Halperin como: “cualquier cosa que esté en oposición con lo normal, lo legítimo, lo dominante.” [1]

Abarcado por Oliver Vallerand como una identidad, movimiento y teoría: En arquitectura, permite rechazar la comprensión normativa de espacios “femeninos” y “masculinos”, pero también cuestionar cómo las auto identificaciones juegan un papel en el diseño y uso del espacio. [2]

Incluso, el concepto queer se expande a las políticas de opresión espacial: “Queerizar” un espacio consiste en la apropiación y transformación de espacios heteronormados […] para la proliferación de nuevos placeres, deseos y subjetividades.[3]

Disidencias en la retícula cis hetero patriarcal

La humanidad ha creado sociedades a la imagen de grupos basados en codificaciones binarias tradicionales de los roles “hombre” y “mujer”, sin embargo, la liberación del pensamiento individual ha generado el cuestionamiento de nuestras realidades territoriales. Como lo menciona Carlos Motta en su ensayo “Editorial – “(Im)prácticas (Im)posibilidades”: “Solo podemos ver nuevos mundos y nuevas formas de vida cuando somos capaces de ser nosotros mismos, de movernos entre roles culturales, sexuales o cívicos sin ser definidos por ninguno en particular.” [4]

En la sociedad actual es difícil imaginar la idea de territorialidad fuera del concepto de propiedad. Es ahí donde la emancipación de grupos marginalizados por su falta de normatividad social puede fundar las bases de nuevos discursos arquitectónicos. El concepto queer aplicado al medio construido amplifica el entendimiento de las identidades que no son heteronormativas. Según explica Olivier Vallerand, también implica pensar en nuevos modelos de comunidad, a través de formas de vida contemporáneas disruptivas y difuminando binarios.[5]

El sentirte diferente o fuera de la sociedad convencional genera un deseo de formar comunidad. Es entonces cuando las dicotomías sociales se multiplican y la fuerza de unificación se enfoca en la falta de agencia social. “Esta desigualdad política y complacencia cultural debe obligarnos a insistir en que los problemas sociales son problemas queer y que la injusticia social es una injusticia queer.” [6] Por ende, la protesta de uso sobre un territorio por grupos que han carecido de pertenencia espacial es ambos, una manera de supervivencia y un método de memorabilia colectiva.

“El pensamiento hegemónico heternormativo, fortalece el sentido de permanencia de un sistema que no entiende la diversidad humana y se enfoca en la binariedad como una forma de organizar el mundo.” [7] En consecuencia, las comunidades de rasgos sociales disidentes a las estructuras de poder que gobiernan sus entornos se mantienen en un vis-à-vis dentro del mismo plano urbano creciendo paulatinamente hasta consolidarse espacialmente. La creación de un nuevo lenguaje formal arquitectónico está ligado a los nuevos programas generados por usuarios divergentes al status quo. En este proceso, cada comunidad crea extensiones de su identidad cultural que son trasplantadas en artefactos materiales y efímeros que se convierten en portadores de sus historias.

Permanencias y temporalidades, la ciudad como dispositivo reconfigurable

Diagrama de recorrido urbano del grupo de Baile de Negras “Reseñas y Costumbres”. Masaya, 2016.


Elio Choquette explora en su ensayo “Queerizando la arquitectura: (Des)haciendo espacios” que un espacio queerizado propone una subversión de la norma, un acto consciente de resistencia y una ruptura en el tejido social.[8] El espectro de espacialidad queer puede ser identificado en varias escalas urbanas y distintos niveles de permanencia.

Se reconoce como queer a lugares que no solo son espacios ocupados de cierta manera por personas queer, sino aquellos que adjudican por la inclusividad o desafian las políticas de opresión socioterritorial. En la reciente publicación,“Espacios Queer: Un Atlas de lugares e historias LGBTQIA+”, editado por Adam Nathaniel Furman y Joshua Mardell, se invitó a 50 colaboradores (cineastas, artistas, planificadores, activistas, geógrafos urbanos, investigadores, escritores) para elegir y escribir sobre espacios queer que signifiquen algo para ellos. Informando no solo del carácter arquitectónico y los personajes detrás de su concepción, sino también de su memoria histórica. Según Furman, la arquitectura queer compilada son “espacios donde puedes actuar libremente de una manera que esté verdaderamente en consonancia con tu ser interior”.[9]

La consolidación de zonas geográficas y espacios queer es el resultado meta, sin embargo hay formas de proclamación territorial temporales que se dan por medio de eventos colectivos que pueden dar lugar a futuras permanencias. En Masaya, ciudad patrimonial y capital del folklore nicaragüense se han celebrado por generaciones bailes folklóricos tradicionales que representan uno de los dispositivos transculturales más influyentes para la estratificación de identidad y arquitectura queer de la región.

Temporalidad colectiva transformada en permanencia urbana

Fotografía del Baile de Negras “Reseñas y Costumbres”, Masaya, Nicaragua, 2019. Marimba: Rondalla De Marimbas Pedro Muñoz Diseño de Vestuario: Carlos René Cruz Fotografía: Clody Alemán.


Los “bailes de Masaya” como son popularmente conocidos, se trata de una celebración cultural danzante que se desarrolla anualmente entre el mes de septiembre y noviembre en la ciudad de Masaya. Consiste en grupos que se toman las calles cada domingo en un tipo de desfile urbano para bailar canciones folklóricas de diversos temas en distintos espacios de la ciudad, desde casas hasta hitos urbanos como plazas e iglesias. Dentro de estos bailes, hay uno en particular que se ha convertido en uno de los más reconocidos en la región: El Baile de Negras. Consiste en una práctica danzante/performativa que no solo ha hecho redefinir los roles binarios dentro de la danza Nicaragüense, sino que ha evolucionado para convertirse en un emblema de representación queer.

Hay diferentes teorías acerca del origen de este baile que orbitan alrededor del patrón que comunidades indígenas desarrollaron al crear actos performáticos en sátira de los conquistadores españoles. Su nombre es dado a partir de las suposiciones de sus origines, ya que los hombres indígenas se pintaban el rostro de negro para atenuar sus rasgos y adoptar una figura mas adrogína. Dicha práctica fue siendo modificada con el tiempo usando máscaras de madera tallada y desde hace varias décadas máscaras de cedazo fino. El baile de negras es el único de los bailes tradicionales que consiste solo de hombres que bailan en pareja, donde uno de ellos utiliza indumentaria tradicional que representa el rol “femenino”. [10] Todos los demás bailes tradicionales a excepción de este tienen una estructura binaria para sus bailarines, personajes definidos en torno a los roles cisgénero heteronormativos.

Pareja de baile de negras usando máscaras tradicionales de madera tallada. Fotografía por Amilkar Castellón.


El acto performativo del baile de negras es una forma de descentralizar las tradiciones conservadoras y crear alternativas subculturales que representen las identidades de género contemporáneas. Involuntariamente, es una fuerza de contracultura que crea permanencia y acciones dentro del medio construido que son vividas a través de un espacio reclamado. De manera que por su alteración en las dinámicas humanas, los usuarios dan frutos a modelos de trabajo, vivienda y cultura bajo una raíz queer.

Axonometría de baile de negras. Diagrama por Oscar M. Caballero, 2022. Diseño de Vestuario: Carlos René Cruz Fotografías por Diana Ulloa para VICE, Masaya, Nicaragua, 2017.


La creación de cultura es un proceso que por su naturaleza, requiere de la colectividad. En los bailes de negras, los vestidos, las máscaras, las pelucas, el calzado y accesorios son detalladamente creados por diferentes artistas y artesanos. Cada artefacto se convierte en parte de las historias queer que preservan su esencia y que son parte de una economía y espacialidad inclusiva. Este proceso afecta directamente la arquitectura a través de sus artefactos que se metabolizan espacialmente. Los atelieres que producían vestidos únicamente para mujeres cisgénero, pasan a adoptar una nueva modalidad al tomar medidas de cuerpos con diferentes constituciones anatómicas para la misma indumentaria; las casas abren sus puertas para realizar las prácticas con semanas de anticipación al evento viendo a dos hombres bailar sin ninguna parafernalia, más que la personificación en su interpretación; y en la ciudad los acosos e insultos, se reemplazan por apreciación, curiosidad y aplausos con el desfile del producto final.

Bailarines en proceso de transformación. Fotografía del grupo de Baile de Negras “Reseñas y Costumbres”. Diseño de Vestuario: Carlos René Cruz. Fotografías por Diana Ulloa para VICE, Masaya, Nicaragua, 2017.


Identidades construidas

La falta de representación queer empuja a comunidades a intentar encontrar gestos donde pueden crear agencia social al agregar nuevas capas de identidad sobre la cultura existente. Por esta razón, en las últimas generaciones se ha notado un incremento de personas queer participando de manera activa como portadores y creadores de cultura. El arte y los artistas queer han utilizado estrategias de desnormalización y resistencia para la ruptura de los sistemas de presentación con el fin de autorrepresentarse, disentir, experimentar, y construir fantasía.[11]

Matriz de identidades y memorabilia queer. Foto collage por Oscar M Caballero, 2022. Fotografías del Baile de Negras “Reseñas y Costumbres”.


Dentro del Baile de Negras hay una interesante deconstrucción de la identidad de género. Los hombres que se preparan para bailar asumiendo el rol de mujer, emulan el lenguaje corporal de lo que se conoce como el estereotipo heteronormativo femenino. En otras palabras, la imagen de la mujer es interpretada como una construcción social, fundada por una serie de subversiones del individuo que pueden ser (re)construidas y por ende (de)construidas para generar nuevas formas de identidad y cultura. El baile acompañado de indumentaria da anonimato al artista y permite apreciar la interpretación de personajes del pasado, pero informando historias del presente.

Queer como un medio de protesta

Desde 2018, Nicaragua es un país censurado bajo un régimen totalitario, en donde las normalidades se vuelven crisis, y las ya existentes injusticias sociales se agudizan aún más. Como señala Bell Hooks, la autora, feminista y activista estadounidense en “La voluntad de cambiar: Hombres, Masculinidad y Amor“ cuando la cultura se basa en un modo dominador, no solo será violenta, sino que enmarcará todas las relaciones como luchas de poder.” [12] Estas heridas en la historia de Nicaragua han creado nuevas formas de expresión queer en resistencia a los actos de transgresión social en el país.

Animación por Oscar M Caballero de fotografía por ElyLa Sinvergüenza (Fredman Barahona) para su proyecto performático “Solo Fantasía”, 2014.


ElyLa Sinvergüenza (Fredman Barahona), es un artiste y activiste Nicaragüense que utiliza su voz, cuerpo, sexualidad e identidad para crear una fuerza de protesta disidente a las estructuras heteronormativas, corruptas y discriminatorias en Nicaragua. En particular, se enfoca en “el travestismo, las identidades fugaces y las expresiones de flexión de género en los rituales indígenas/mestizos en las Américas”.

A diferencia del baile de negras, el arte performativo de ElyLa ha desarrollado una segunda piel. Si bien se puede reconocer la influencia que ha tenido en su arte, la cultura, danza y teatro Nicaragüense, sus proyectos transmiten una crítica directa a la hipocresía cultural. En su proyecto “Sólo Fantasía” curado para la IX Bienal Nicaragüense en 2014, camina por la avenida Bolívar en Managua, capital de Nicaragua, envuelto en capas de memorabilia: Persona, parafernalia tradicional, arquitectura y monumento, desplazándose como una quimera urbana. Es así que sobre escenarios o en las calles utiliza su cuerpo e indumentaria en un acto de auto-decolonialización.

Extractos en movimiento. Performance “Solo Fantasía” por ElYLa Sinvergüenza (Fredman Barahona), Managua, Nicaragua, 2014.


Legado urbano

En “Desautorizado”, Andreas Angelidakis, explora la relación entre las políticas de construcción no autorizada en Atenas durante el siglo XX, y la desautorización de la identidad de género, tomando sus propios recuerdos como referente.[13] En su ensayo, alude a la vinculación entre ciudad, edificio y persona como una sola entidad que es afectada por los mismos cambios sociales en su entorno. De manera que la soberanía sobre nuestros cuerpos es alcanzada en conjunto con la evolución del medio construido.

El legado queer en Nicaragua es ambos, material y alusivo. Ha sobrevivido en la anonimidad del lenguaje arquitectónico necesario para consolidarlo, siendo el contrapeso al tradicionalismo y ha tenido un rol presente en la cultura, arte, educación y políticas de resistencia del país. Su esencia vive como un conjunto de partes dispersas, siendo mantenido a través de artefactos, programas espaciales y actos performáticos. Sara Herrera Dixon, explora este concepto al decir que: “La historia queer de Nicaragua muestra cómo las diferentes formas queer ocupan “cualquier otro lugar”. Desde recintos ocultos, espacios seguros íntimos, espacios públicos protegidos o sitios abiertos de visibilidad e inclusión.” [14]

Provocación de clausura

Totems Queer, propuesta de monumento queer. Diagrama por Oscar M Caballero, 2022.


Las identidades enmascaradas, las identidades violentadas, y las identidades liberadas, son todas partes esenciales para entender la agenda queer. Imagino un monumento en alto, un símbolo que reclama su autoría como propia, y no dada por otros. Una quimera hecha de rostros aún no esculpidos, sin rasgos definidos. Un espejo opaco que en lugar de invitarte a ver tu reflejo, te hace habitar otra piel. Un artefacto urbano de identidad colectiva, no individualista que representa la multiplicidad y una retórica desobediente al posicionarse físicamente en un espacio, al tomar las líneas de tiempo que la conforman y reclamar un territorio perdido o nunca pertenecido más que en la temporalidad de su programa urbano.

¿Y vos? ¿Cómo te imaginas los futuros espacios o monumentos queer en Nicaragua?

Totems queer en frente de hitos urbanos. Diagrama por Oscar M Caballero



DESOBEDIENCIA Arquitectura, resistencia y provocaciones.

Desobediencia es una columna crítica que toma a la arquitectura como punto de partida para entender el futuro del medio construido en relación a la humanidad y las fuerzas sociales, políticas y culturales en su órbita. La resistencia a la interpretación del objeto arquitectónico como elemento inmutable permite explorar corrientes de pensamiento que le ayudan a evolucionar paralelamente a la sociedad moderna. Asimismo, la inquietud de descubrimiento estimula provocaciones para reimaginar la arquitectura por medio del desaprendizaje o rompimiento de parámetros de diseño convencionales.

Autor: Oscar M Caballero, Arquitecto, Escritor y Artista Visual Máster en Diseño Arquitectónico Avanzado, Columbia University

Bibliografía

[1] Halperin, David M. Saint Foucault. Towards a gay hagiography (New York; Oxford: Oxford University Press, 1995), 63.

[2] Vallerand, Oliver. “Miradas queer sobre la arquitectura: De desafiar los enfoques basados en identidad al pensamiento espacial”. ArchDaily, 18 de junio de 2021, Par. 06

[3] Julius, Gavroche. “Struggles for space: Queering straight space: Thinking towards a queer architecture (4) ”. Autonomies, Octubre 03, 2016, Par. 21

[4] Motta, Carlos. “Editorial – “(Im)practical (Im)possibilities”. E-Flux journal #44, Abril 2013, Par. 01

[5]  Vallerand, Oliver. “Miradas queer sobre la arquitectura: De desafiar los enfoques basados en identidad al pensamiento espacial”. ArchDaily, 18 de junio de 2021, Par. 19

[6] Motta, Carlos. “Editorial – “(Im)practical (Im)possibilities”. E-Flux journal #44, Abril 2013, Par. 05

[7] Arquitectura Bicha. “Una arquitectura fuera del closet ”. Traducido por Valencia, Nicolás. ArchDaily, Junio 19, 2021.

[8] Elio, Choquette. “Queering architecture: (Un) Making places”. The Site Magazine, Par. 01

[9] Moore, Rowan. “Queer Spaces by Adam Nathaniel Furman and Joshua Mardell review – a fascinating LGBTQIA+ architecture history”. The Guardian, Mayo 15, 2022.

[10] Arce, Néstor. “Los hombres que se transforman en “negras” para bailarle a San Jerónimo”. Vice, Diciembre 18, 2017.

[11]  Motta, Carlos. “Editorial – “(Im)practical (Im)possibilities”. E-Flux journal #44, Abril 2013, Par. 10

[12] Hooks, Bell. “The Will to Change: Men, Masculinity, and Love”. (New York: Atria Books, 2004), 115

[13] Angelidakis, Andreas. “Unauthorized”. Posiciones, E-Flux, Septiembre, 2017.

[14] Sara Herrera Dixon, “Queer Spaces: An Atlas of LGBTQ+ Places and Stories”, ed. Adam Nathaniel Furman, Joshua Mardell (RIBA Publishing, 2022), 134-135.

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