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Foto del escritorMaria Calero

Ciudades esponjas y su importancia para mitigar el cambio climático

  • Una ciudad esponja debe proteger e introducir biodiversidad para que su estructura funcione. Esto significa que pueden surgir zonas verdes con sus propios árboles y animales.


La combinación de una elevada urbanización y los ya casi inevitables efectos del cambio climático están provocando un aumento de los riesgos para quienes viven en algunos lugares, como la subida del nivel del mar, las inundaciones y las sequías, que provocan escasez de agua. En este escenario, la aparición de las ciudades esponja es muy necesaria y ya se están implantando con éxito en todo el mundo.


Solo en la región de América Latina y el Caribe, por ejemplo, cerca del 80 % de las personas (unos 588 millones) viven en centros urbanos, según datos del informe Estado de las Ciudades en América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat).


La concentración de personas, combinada con cambios drásticos en los paisajes y en los procesos de sellado del suelo, hace que las ciudades sean vulnerables a las variaciones climáticas (que se están produciendo con mayor frecuencia).

La transformación de las ciudades corrientes en ciudades esponja es una solución urbanística encontrada para que la naturaleza, los impactos climáticos y las estructuras urbanas puedan coexistir de forma más inteligente. “Una ciudad esponja es un concepto de ciudad sensible al agua, que se refiere a una situación en la que tiene la capacidad de retener, limpiar e infiltrar el agua utilizando soluciones basadas en la naturaleza”, define el Observatorio de Innovación para Ciudades Sostenibles (OICS), una plataforma virtual para mapear y difundir contenidos y soluciones urbanas innovadoras en sostenibilidad que cuenta con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).


El objetivo de los cambios arquitectónicos y urbanísticos que hacen que una ciudad encaje en el concepto de “esponja” sostenible es encontrar soluciones que ayuden a absorber el agua de lluvia, ya sea en “zonas libres o urbanizadas”, señala el OICS.


La idea es también recargar con esta agua los acuíferos locales y las aguas subterráneas, así como dejar que el excedente de lluvia escurra hacia zonas que podrían inundarse, señala la fuente.

Una ciudad esponja debe estar diseñada para funcionar como un bosque: de modo que tenga una cubierta vegetal que secuestre carbono. Además, una ciudad esponja debe proteger e introducir biodiversidad para que su estructura funcione. Esto significa que pueden surgir zonas verdes con sus propios árboles y animales. “Las ciudades esponja tienen el potencial de contribuir a mejorar otros aspectos esenciales para la calidad de vida, el bienestar y la atracción de empresas de la nueva economía ‘verde’ y creativa”, afirma OICS.


Hay muchas medidas que convierten a un sitio en una ciudad esponja. Entre ellas, un artículo publicado en la revista científica Elsevier titulado Aplicación de medidas basadas en la naturaleza en la iniciativa china de ciudades esponja, destaca:


  • Creación de zonas verdes para que el agua escape, como humedales y parques inundables.

  • Reconstrucción de las riberas de los ríos con la retirada del hormigón y la implantación de bosques de ribera o zonas verdes.

  • Implementación de “jardines de lluvia”, zonas verdes diseminadas por las ciudades que, según Elsevier, reducen la escorrentía superficial entre un 25 % y un 69 % y la escorrentía máxima entre un 12 % y un 71 %.

  • Creación de los llamados “tejados verdes”, que reducen en 20 minutos el índice de precipitaciones sobre el suelo. En otras palabras, se dispersa más rápidamente de la ciudad.

  • Adhesión a la tecnología del pavimento permeable, que “minimiza la fragmentación, el agrietamiento y el asentamiento desigual” de las partes asfaltadas o de hormigón, ya que también absorbe el agua.


Ciudades de todo el mundo ya han adoptado elementos que les confieren las características de esponja. Es el caso de Jinhua y Shanghai en China; Nueva York, en Estados Unidos; Berlín, la capital de Alemania; y Copenhague, en Dinamarca (por citar solo algunas). También China es uno de los países que más invierte en la creación de ciudades esponja, con 16 urbes adaptadas de este modo.

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