Confort térmico: el nuevo diferenciador en el valor de los inmuebles comerciales
- Luis Arevalo
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En climas tropicales como en la región y tan variables debido al cambio climático, estar en un edificio que garantice su confort térmico se ha convertido en un plus tanto en oficinas como ahora en naves industriales.

En un mercado cada vez más competitivo, la temperatura adecuada, la calidad del aire y el control ambiental no solo mejoran la productividad; también incrementan el atractivo y la rentabilidad de un inmueble.
Este cambio de paradigma en el mercado inmobiliario se explica por una combinación de factores. Por un lado, las organizaciones están priorizando entornos saludables que favorezcan el bienestar físico y mental de sus colaboradores, especialmente ante los crecientes riesgos derivados del cambio climático.
En este contexto, un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que el aumento del estrés térmico (sobrecarga que sufre el cuerpo cuando no puede equilibrar su temperatura ante el calor excesivo) en los espacios laborales podría causar la pérdida del 2,2% de las horas de trabajo globales hacia 2030, con un impacto económico equivalente a US$2,4 billones.
“Garantizar el confort térmico en edificios de forma eficiente y sin comprometer el consumo energético, se convierte en un factor determinante para incrementar el atractivo, la ocupación y el retorno de inversión en inmuebles comerciales”, afirma Gerardo Sánchez, director de Servicios en Trane México.
La nueva lógica del mercado inmobiliario
La transición hacia un enfoque centrado en el bienestar térmico no es solo una tendencia estética o tecnológica; responde a criterios cada vez más exigentes de ocupación. Cada vez más empresas consideran variables como la temperatura interior, la humedad relativa y la ventilación en sus análisis comparativos al momento de elegir una propiedad.
Esto ha llevado a los desarrolladores a incorporar soluciones desde etapas tempranas de diseño y reconversión de espacios, por ejemplo:
• Sistemas HVAC inteligentes, capaces de ajustar temperatura, humedad y ventilación de forma automática, según las condiciones del entorno y la ocupación del espacio.
• Tecnologías de monitoreo en tiempo real, que permiten supervisar el desempeño térmico del edificio y detectar desviaciones antes de que afecten la operación o el confort.
• Integración de ventilación controlada con aire exterior, que mejora la calidad del aire interior y reduce la concentración de contaminantes en espacios cerrados.
• Automatización energética, que optimiza el uso de equipos de climatización en función de horarios, zonas activas y patrones de uso, reduciendo el consumo sin comprometer el confort.
• Diseño de sistemas por zonas (zonificación térmica), que permite administrar el clima interior de manera diferenciada, según las necesidades específicas de cada área del inmueble.
• Sistemas escalables y adaptativos, que facilitan la reconversión de espacios sin requerir una reconfiguración completa de la infraestructura térmica.
¿Cómo garantizar el confort térmico en edificios?
La valorización de un edificio ya no se limita a metros cuadrados o ubicación. Cada vez más, el bienestar térmico se mide con indicadores concretos que los inversionistas, gestores y arrendatarios utilizan para evaluar riesgos y oportunidades. Entre los criterios más comunes destacan:
• Temperatura estable en todo el inmueble, sin puntos calientes o fríos que afecten la experiencia del usuario.
• Bajos niveles de humedad relativa, lo que reduce el riesgo de condensación, moho y deterioro de equipos o mercancías.
• Ventilación controlada con aire exterior, que favorece la salud y disminuye la concentración de contaminantes interiores.
• Monitoreo y ajuste continuo, a través de sistemas que permiten supervisar el desempeño térmico en tiempo real.
• Alineación con metas de eficiencia energética, lo que permite reducir costos operativos y emisiones de carbono.
