Por: Rudy Sorto, Gerente de Inmobiliario y Hospitalidad de EY
Las piezas del ajedrez inmobiliario a nivel mundial se han visto forzadas a ejecutar movimientos involuntarios por la crisis que ha ocasionado el covid-19. Esto ocurre en una partida que apenas inicia pero que de forma prematura ya ha generado, en mayor o menor medida, un impacto negativo en diferentes subsectores de la industria inmobiliaria. Con vista en lo anterior, algunos de estos subsectores deberán adaptarse en tiempo real para evitar una mayor afectación, y tendrán que hacerlo sin el beneficio del aprendizaje por prueba y error, lo cual implicará espontaneidad e improvisación en la toma de algunas decisiones.
En línea con lo anterior, la Universidad de Oxford en alianza con SAID Business School en Inglaterra, realizó un análisis en el cual destacó a los jugadores del mercado inmobiliario más expuestos a deterioro en el mediano y largo plazo. El estudio analizó el impacto en la demanda de diversos subsectores tomando en consideración el tipo de afectación que sufrirán, sea esta, severa, moderada, o limitada. Los subsectores más expuestos, según el estudio, son: A) Centros Comerciales/Centros de Experiencia Comercial, B) Distritos Centrales de Negocios/Oficinas (“CBD-Office” por sus siglas en inglés), y finalmente C) Centros Suburbanos de Oficinas. Estos subsectores se colocaron bajo la categorización de impacto severo en el largo plazo, lo cual implica, a grandes rasgos, un impacto financiero severo y además disrupción permanente del subsector.
Ahora bien, es importante guardar las distancias comparativas entre la región Centroamericana y los países europeos en los cuales se realizó el análisis citado. No obstante, los resultados de dicho estudio no dejan de ser reveladores y merecen mucha atención en cuanto a algunos elementos que sí muestran similitud. Por ejemplo, en distintos países europeos se implementó de forma prolongada la restricción en el transporte y movilidad de las personas, situación que también se presentó en los países centroamericanos – con excepción de Nicaragua. Esta restricción disminuyó considerablemente la visita de los consumidores a Centros Comerciales y ha causado que el formato de compra presencial sea desplazado de forma sostenida por las compras en línea.
Para ilustrar el escenario anterior podemos mencionar que la compañía VISA dio a conocer recientemente que solo en América Latina y Caribe aproximadamente trece millones de tarjetahabientes VISA realizaron una compra en línea por primera vez en el trimestre finalizado en marzo 2020, situación que demuestra la tendencia mundial en cuanto al reemplazo del hábito de compra presencial que predominaba pre-covid-19 por el hábito de compras en línea que seguirá fortaleciéndose según los expertos.
Otro elemento en el cual existe similitud respecto de las decisiones gubernamentales de la región con aquellas que se han tomado a nivel europeo, es la restricción de apertura de comercios y oficinas. Este elemento ha forzado a empleadores y a empleados a adoptar el formato de teletrabajo para aquellas funciones que así lo permiten. En esta línea, el teletrabajo se ha convertido en el escenario propicio para la implementación de una tendencia que, a pesar de no estar generalizada, ha crecido de forma muy importante. Además, muchos empresarios han logrado encontrar ventajas significativas que los pueden incentivar a reemplazar el trabajo presencial por el trabajo a distancia, o quizá considerar una propuesta híbrida: presencial-remoto. Lo anterior con una consecuencia real e inmediata, la disminución en la demanda por la adquisición o arriendo de espacio físico/metros cuadrados en el subsector de oficinas y comercio.
En conclusión, y a pesar de los grandes desafíos que deberán atravesar los subsectores con mayor exposición en Costa Rica y la región, aún existe espacio para reinventarse y atraer al consumidor meta de cada potencial desarrollo inmobiliario, siempre que se valore la experiencia y expectativa del usuario con vista en los nuevos paradigmas que se deberán construir con miras en el “nuevo normal” que pronto ̶ Dios quiera ̶ vamos a conocer.
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