Frank Gehry y Louis Vuitton presentan una colección de bolsos que va más allá de la moda convencional, incorporando la arquitectura estas piezas son completamente revolucionarias.
En el corazón de Art Basel de Miami, donde nacen las vanguardias del arte contemporáneo, Frank Gehry, el renombrado arquitecto galardonado con el Pritzker, presentó una colección inesperada que fusiona la arquitectura y la moda. Colaborando con Louis Vuitton, Gehry ha reinventado la icónica Capucine, ofreciendo una serie de 11 bolsos-escultura que desdibujan las fronteras entre estos dos mundos creativos, así lo compartió Architectural Digest México.
La muestra, dividida en bloques temáticos, refleja el proceso creativo de Gehry, marcado por la experimentación en materiales, formas y técnicas vanguardistas. En Capucine MM Concrete Pockets, por ejemplo, el arquitecto utiliza una técnica de impresión personalizada que simula el concreto, evocando las curvas tridimensionales de sus obras maestras arquitectónicas, como el Walt Disney Concert Hall y el Museo Guggenheim de Bilbao.
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El viaje de experimentación se desarrolla en bloques que exploran la arquitectura, la forma, la naturaleza y la animación. Desde el plexiglás hasta la piel fina, Gehry utiliza una variedad de materiales, destacando la habilidad artesanal de Louis Vuitton. Un ejemplo destacado es Floating Fish, un bolso blanco que emana un pez tridimensional inspirado en las piscinas diseñadas por Gehry para la Fondation Louis Vuitton.
En Shimmer Haze, paneles de plexiglás moldeados con maestría dan vida a una versión única del bolso, recordando al Museo de Cultura Pop de Seattle. Cada pieza de la colección, como la Mini Puzzle, que presenta una danza floral de pétalos pintados a mano, refleja la destreza en marroquinería que ha elevado a Louis Vuitton.
La colaboración va más allá de los bolsos, incorporando botellas de perfume, modelos arquitectónicos y dibujos creados por Gehry. La relación entre el arquitecto y la casa de lujo se consolida, desafiando a los espectadores a cuestionar si están frente a una simple bolsa o a una obra de arte destinada a prevalecer en un museo. La moda, según se sugiere, alcanza su culminación en manos del usuario, otorgándole un papel fundamental en esta fusión única entre arquitectura y estilo
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